Disfrutando del cansancio común



DISFRUTANDO DEL CANSANCIO COMÚN


En el último capítulo del libro La sociedad del cansancio, el filósofo Byung-Chul Han hace referencia constantemente al Ensayo sobre el cansancio de Peter Handke y, como este, distingue dos formas de cansancio, uno que separa y aísla, el cansancio de una sociedad de rendimiento, y un cansancio elocuente, con un "Más del Yo aminorado", que abre un entre, donde no solamente vemos lo otro sino que también lo somos. "Cuando el Yo se aminora, la gravedad del Ser se desplaza del Yo al mundo (...) Un cansancio que da confianza al mundo, mientras que el cansancio del Yo, en cuanto cansancio a solas, es un cansancio sin mundo, que aniquila al mundo".


  Guiados por estas reflexiones hemos encontrado que Lavapiés es un barrio agotado, convertido en una máquina de rendimiento, hiperexplotado. Desde nuestra humilde propuesta hemos intentado guiar la investigación hacia el otro lado, inclinando la balanza hacia un cansancio que hace posible que uno se detenga y se demore.

  "El cansancio era mi amigo. Yo volvía a estar ahí, en el mundo". Handke habla de un estar-con que, en el transcurso de la absolutización del ser activo desaparece por completo. Nuestra presencia sentadas en el banco o en el suelo es un intento de hacer físico un cansancio despierto, que permite el acceso a una atención totalmente diferente, de formas lentas y duraderas que se sustraen de la rápida y breve hiperatención. Las horas que pasamos en La Zona, como llamamos a los breves metros de acera donde estamos estos días, son un entre-tiempo, "un tiempo sin trabajo, un tiempo de juego, un tiempo de paz. El cansancio desarma. (...) En aquellas horas había paz, y lo sorprendente es que allí mi cansancio parecía contribuir a aquella paz temporal".

A la mano que trabaja y coge, Handke contrapone la mano juguetona, sin ningún afán. "El cansancio afloja la atadura de la identidad". Cuando estamos sentadas junto a la señora María, cuando jugamos a ser buenas vecinas, estamos queriendo poner el cuerpo que, como diría José Antonio Sánchez, es uno de los principios que guían las prácticas de resistencia contemporánea. Un cuerpo cansado que "funda una profunda cordialidad y hace posible la concepción de una comunidad que no precise pertenencia ni parentesco".

A las 16.30h el sol se oculta por detrás del edificio de ave María 26 y la sombra alcanza al banco, nadie quiere sentarse antes. Mientras esperamos tranquilamente a que llegue la sombra, a que la sombra conquiste el banco, leemos a Peter Handke. "De este modo estábamos sentados -recuerdo que siempre fuera, al sol de las primeras horas de la tarde- y, hablando o callados, disfrutábamos del cansancio común. (...) Una nube de cansancio, un cansancio etéreo nos unía entonces".




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