Carta de despedida

CARTA DE DESPEDIDA


Cierro la puerta de mi casa, ahora vacía. Por suerte he olvidado un limonero en el patio y tengo que volver a entrar. Nunca sentí esta casa como mía, la promotora que me la alquiló se encargó durante cinco años de recordármelo. Nunca quise pintarla, reformarla, mejorarla, sabía que tendría que marcharme más pronto que tarde. La subida de precios me pone nerviosa, precipita mi deseo de escapar de este barrio y de encontrar una nueva casa grande, bonita y asequible. Por ahora no acepto más estafas. Después de meses recibiendo ofertas de las páginas de alquiler, un contacto nos pasa un chollo. ¡Me piro vampiro! Lavapiés se queda a tres paradas por la linea azul. Me encojo con mi hija Jara en lo que era mi cama, esquinadas por última vez, oímos las voces de los vecinos, olemos el curri y vibramos por la campana de humo del restaurante contiguo. Este es mi nido, ¡qué vértigo al abandonar la seguridad que siento! Nos vamos, María, Sara, Lucía, Pau, Jesús, vecinos de los restaurantes bangladesíes, Rebeca, Mohamed, Fernando, Beuna y Planeta Vegano. Nos vamos, terrazas, tiendas, plaza, mercado. Nos vamos, adoquines, resbalones, pipís y mierdas. Nos vamos, mirlos, palomas y árboles raquíticos. Nos vamos, locutorios, mercería. Nos vamos, usurpadores de móviles, que ya me habéis quitado tres. Nos vamos, amigos y amigos de los bares, digo de los parques. Nos vamos, para siempre, pero cuando pase por aquí espero que muchos sigáis aquí y poder seguir saludándoos por vuestro nombre.


P.D. Me gustaría haber sido mejor vecina.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Disfrutando del cansancio común

La investigación

Lavapiés en estos días