Sobre estar juntas


SOBRE ESTAR JUNTAS

Junto a la pensadora y bailarina Sofia Neubarth aprendí que no hay encuentro sin deformación, y que lo común no es posible sin desplazamiento. Por lo tanto, desplazarse y deformarse serían los dos movimientos necesarios para crear comunes. Lo común no es un lugar fijo sino un brotar de posibilidades de común. Exige no saber. Exige ejercitar la escucha. Exige confiar. Exige tocar y ser tocados. Exige observar que yo respiro, pero que la ciudad también respira, que la otra también respira. Nuestro encuentro con el mundo aparece en flujo. Integrar el mundo en movimiento no es algo que el cuerpo simplemente haga, sino que es algo de lo que el cuerpo participa. 

¿Tiene el arte como finalidad crear comunes?  Llenamos nuestros discursos con la palabra diversidad, pero, ¿Realmente nos disponibilizamos a la tarea de estar juntas? ¿Estamos dispuestas al desplazamiento de uno mismo? “Nos no es un único mundo, sino mundos distintos que conviven de forma imprevista, y cuidarlos en su incertidumbre es la finalidad del arte” nos comparte Córnago en este artículo

En el estar en el calle para nada se revela lo que del mundo hay en mi ¿Qué hay de mí en el mundo? ¿Qué hay de Mohamed en mi? ¿Y del árbol? ¿Y de Jara? ¿Y de la señora maría? ¿Y del adoquín?

Estos días nos preguntábamos ¿Son cincuenta horas suficientes para crear comunidad? ¿Para crear intimidad? ¿Van unidas comunidad e intimidad? Si consideramos que la intimidad no entiende de acumulación de tiempos, ¿Podemos confiar en que puede acontecer en cualquier momento y en cualquier lugar? ¿Y la comunidad? 

Intuyo que ambas tienen en común que no aparecen sin compartirse y que tienen algo de soledad acompañada.

Ave María tiene algo de todo eso. Con sus luces y tinieblas.

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